Entre muertos y demonios…
Dirá usted que en este México lindo y querido vivimos entre demonios de poder que matan las esperanzas del pueblo, malignos encumbrados que nadan de muertito para desatender las demandas del respetable al que no ven ni escuchan cuando no son procesos electorales, y si, tiene razón, pero de eso ya platicaremos en otra ocasión.
Hoy solo le recordaremos que a pesar de las vicisitudes que las altas luminarias del poder nos hacen padecer definitivamente el mexicano es extraordinario.
Dígame si no, somos un pueblo que nos reímos de la muerte, le rezamos a los muertos para sentirnos vivos, festejamos la vida en la muerte y la muerte en vida.
Los vivos hacemos del Día de Muertos una gran celebración para recordar con alegría a quienes se nos adelantaron en el camino, porque para el pueblo mexicano recordar a nuestros fieles difuntos es una gran tradición.
Lo anterior viene a colación porque mañana es la fecha, 2 de noviembre Día de Muertos, de los Santos difuntos, la gente ya se prepara para la celebración, que, aunque se escuchen voces desacreditando el día, el festejo no está a discusión.
No lo está porque El Día de Muertos es una tradición muy nuestra, eliminarla o pretender borrarla es tanto como negar nuestra esencia.
El Día de Muertos en México se celebra desde la época precolombina, ya desde entonces los indígenas rendían culto a la muerte y la concebían como una dualidad de vida, parte del ciclo de la naturaleza.
Cierto es que tiene una función con el catolicismo, pero es parte del folklor de nuestro pueblo, una tradición muy mexicana que también nos da identidad y no se puede sancionar, al contrario, la debemos fomentar.
Nuestras tradiciones son nuestra esencia, las historias de catrinas, colorido y misticismo de los altares de muertos mexicanos han dado la vuelta al mundo, son tan llamativos y tienen millones de seguidores que hasta The Walt Disney Company quiso apoderarse de esa tradición, hace algunos años trato hacer suyos los derechos de esa celebración, afortunadamente no los consiguió porque en esa ocasión la Secretaría de Gobernación si hizo su función.
La celebración del Día de Muertos en nuestro país ya no es cuestión de religión, es de tradición, de que nuestro pueblo tenga un motivo más para festejar con el alma la ocasión y a los muertos rendirles tributo en el panteón.
Decimos que sabemos transitar entre muertos y demonios porque a pesar que el Día de los Santos Difuntos es parte nuestra, igual disfrazados de demonios celebramos la vida.
SI usted quiere un altar de muertos montar lo que debe de llevar le vamos a mostrar.
Veladoras y cal para marcar e iluminar el canino, incienso, arco de carrizo con flores de cempasúchil, mano de león y jesustos, papel picado color naranja, blanco, morado y negro, fotografías, licor, música y objetos personales del difunto; ofrendas que se preparan con respeto por los familiares para recordar a los que se han ido. Calaveras de dulce, pan de muerto, dibujos que se burlan de la muerte, versos que ridiculizan a personajes vivos de las artes, la ciencia o la política son parte de esta tradición y hacen referencia al célebre dicho popular: “el muerto al pozo y el vivo al gozo”.
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