Ni las gallinas ponen…
“Los lunes ni las gallinas ponen”, reza el viejo refrán, extraordinaria la sabiduría popular, pero más que una invitación al desánimo, la frase es para hacer sonreír.
Pues la verdad es que la apatía no es buena compañía, menos en lunes, la semana se debe iniciar, aunque no se tengan suficientes motivos para hacerlo, con la mejor actitud para provocar que las cosas sucedan.
Iniciar la semana con la mejor actitud, aunque perdiera su equipo de futbol y no tenga ganas de ir a trabajar, siempre será mejor, y si aparte sonríe pues más, porque el poder de una sonrisa es infinito, y si, hace que las cosas sucedan, hasta en lunes.
En ocasiones cuesta sonreír, pero se gana mucho cuando se sonríe, una sonrisa no tiene precio, y, sin embargo, su valor es incalculable, da valía a quienes la reciben y a quienes la dan.
Además, nadie es tan rico que no necesite que le regalen una sonrisa y nadie tan pobre que no pueda obsequiarla.
Recordemos que la sonrisa es el idioma universal, es el lenguaje de la amistad, del amor, no distingue credos, colores, ideologías o condiciones sociales, tiene la fuerza para lograr lo que a veces las palabras no consiguen.
Una sonrisa no tiene tiempos ni espacios, llega a la menor provocación de alegría, felicidad o hasta de un recuerdo divertido. No solo es una expresión de placer es alimento para el alma.
Bien dicen que al mal tiempo buena cara, porque cuando un rostro se ilumina con una sonrisa da paz, tranquilidad, acaba con enojos y ayuda a que se olviden problemas, aunque sea momentáneamente.
Cierto, en estos tiempos no hay muchos motivos para sonreír, la alegría se borra a la hora de pagar la despensa, el agua, la gasolina, la luz, el gas. Los enemigos de las sonrisas son la crisis, el desempleo, la inseguridad, la desigualdad, las injusticias, el desamor y todo aquel sentimiento que genere odios, rencores, pero, aunque se tengan malos momentos a la vida se le deben arrancar destellos de felicidad y sonreír.
Con todo y los desencantos se debe aprender a sonreír porque de por si este mundo ya es complejo y si se le muestra mala cara nos mirara aún peor, en contra parte, si sonreímos la vida nos puede sonreír.
Es difícil sonreír cuando hay tristeza y dolor, pero una sonrisa es una luz en la ventana del alma que atenúa los pesares y termina con tempestades emocionales.
Una sonrisa, por más pequeña y tímida que sea, vale más que mil palabras y está comprobado medicamente que es curativa, en muchos centros hospitalarios ya practican la risoterapia, los doctores de la risa no solo curan el cuerpo, sino que alivian el dolor del alma y muestra una nueva manera de ver la vida.
Científicamente se ha comprobado que la risa franca, la carcajada, aporta múltiples beneficios, rejuvenece, elimina el stress, las tensiones, ansiedad, depresión, mientras reímos liberamos gran cantidad de endorfinas responsables de la sensación de bienestar.
La risa da aceptación, comprensión, empatía, alegría, creatividad, relajación, abre los sentidos y ayuda a transformar las pautas mentales, vence miedos, llena de luz, mejora el sentido del humor y hace que se ve la vida con positivismo.
Entonces, porque no sonreír, darle al tiempo buena cara, recuerde que la sonrisa es una riqueza sin límites, es un cheque al portador, es el conducto a nuevas amistades, arregla diferencias, alivia malestares, alimenta el alma y hace sociedades afables.
Sonreír no cuesta, pero su valor es incalculable. En lunes, aunque se diga que ni las gallinas ponen, una sonrisa puede lograr que cosas buenas sucedan.
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