Melhem, se había tardado.
Tras la renuncia de Edgar Melhem Salinas a la Presidencia del Comité Directivo Estatal del PRI, muchos empiezan a especular, sin embargo, esta decisión ya se veía venir.
Para nadie es desconocido que Edgar Melhem Salinas ha sabido trascender en la política durante varios sexenios, ha ocupado puestos de índole federal, a coordinado campañas electorales nacionales y estatales. Además de su paso por San Lázaro y su más reciente llegada al Congreso Local, entre muchas otras carteras que ha desempeñado en el servicio público.
Tampoco es desconocido para nadie que Melhem no recibió un PRI Estatal en las mejores condiciones, de hecho, estaba ya derrumbado, pero asumió el reto. Luego llegaron los procesos electorales en los cuales no les fue nada bien, pero después les fue peor.
Aún recuerdo las posturas del ahora ex presidente del PRI en Tamaulipas antes de arrancar las campañas a gobernador reciente. El reprobaba en absoluto la alianza entre el PRI-PAN-PRD. ¿Por qué? Bueno, la respuesta es sencilla.
Tan solo recordar el famoso “De que se van, se van”, aunque el que se fue, fue otro. A los priistas, se les piso, se les escupió, se les tiro a la basura, ¿para después ir a buscarlos para ir a formar una alianza? No tenía sentido.
La única razón era un ex gobernador urgido de los apoyos de los operadores y experiencias de los priistas, un PAN que seguía perdiendo espacios a nivel nacional y en Tamaulipas estaba en caída libre, además un PRI secuestrado desde la cúpula donde Alito Moreno convirtió al Partido Revolucionario Institucional en su franquicia que hizo y deshizo de acuerdo a sus intereses o conveniencias.
Durante la campaña a gobernador, se vio a un Edgar Melhem Salinas desencajado, molestó con la manera de hacer campaña de los panistas, incomodo con la alianza, su rostro decía más que mil palabras.
Aun así, cumplió con lo que al partido le correspondía. Donde sin presupuesto, la campaña de los priistas se veía más llamativa, más enérgica, prácticamente era la que le daba color al proceso, mientras los panistas no tenían ni idea de cómo actuar, aparte que todos se sentían generales, les ganaba la soberbia y le sobrepasaba su inoperancia.
Después del Día D, en el escrutinio de los votos, las sumas se volvieron restas para los priistas. Los panistas tenían que buscar culpables, porque su ego e insensatez no les permitía ver su realidad. Aparte de que necesitaban que el Partido Acción Nacional siguiera con prerrogativas a nivel estatal, tanto que hasta los votos les robaron a sus aliados, a los priistas. La promesa de ayudarlos a crecer, fue aún peor, ayudarlos a morir.
Definitivamente, Edgar no se va solo, no faltará quien diga que está loco, pero un loco puede motivar a más locos a razonar que estaban en el camino incorrecto.
Y si después de todo eso, nos preguntamos por qué Edgar Melhem Salinas renunció a la Dirigencia Estatal del PRI, mas no a su militancia, con la cual seguramente seguirá trabajando para poder gestionar junto al sistema apoyos para sus
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