Después de la tormenta no llega la calma…
Dicen que después de las tormentas viene la calma, pero eso es totalmente falso, en ningún caso llega la calma después de una tormenta, lo que llega es tristeza, caos, desesperación, endeudamientos y desilusión.
Es real que después de una tormenta, sea del carácter que sea, no llega la calma, puede llegar el tiempo de reflexión para ponerse de pie y comenzar con la reconstrucción de la vida, trabajar mucho para que llegue la tranquilidad.
Luego de una tormenta en lugar de la calma, llegan los estragos y las consecuencias en ocasiones pueden llegar a ser lamentables, económicas, morales y existenciales, nada vuelve a ser igual y la recuperación tarda, en ocasiones, mucho tiempo en llegar.
Y aplica en todo, hasta en las rupturas sentimentales, pues quedan corazones rotos, una enorme tristeza, lagrimas a raudales, emociones encontradas, desesperación, necesidad de olvido y frustración.
Las tormentas ocasionadas por conflictos familiares al día siguiente suelen dejar proyectos destrozados, familias desintegradas, coraje, malos entendidos y el alma sin sosiego por la mirada interrogante de un hijo, largos tramites legales, pleitos y demandas sin sentido ni motivo.
No llega la calma después de la tormenta, cuando son sentimentales lo que tiene que venir es la reflexión, en ocasiones resignación, aprender de los errores, secarse las lágrimas tomar impulso y continuar, buscando siempre la mejor versión.
Pero cuando la madre naturaleza se revela y muestra su poder con huracanes o tormentas para recordarnos que ella y solo ella es quien puede decidir sobre la modificación o seguimiento de sus siclos y nos castiga por el daño que le hemos causado, a ella que tanto nos ha dado solo esperando cuidado y respeto, entonces al día siguiente no llega la calma, al contrario.
Después del paso de un fenómeno natural, queda el desastre, las copiosas lluvias reblandecen los senderos y descubren todos los defectos de las planeaciones de las ciudades y sus contracciones, los ríos enfurecidos arrastran todo y buscan su cauce natural, pues cuando son alterados o modificados traen serias consecuencias, con pérdidas millonarias y en ocasiones hasta humanas.
Cuando las tormentas son naturales, lluvias o huracanes, sigue la valoración de los daños, y luego tendrán que venir las fumigaciones para evitar el mosco transmisor del dengue, la restauración de los hogares, los desazolves y desagües para terminar con las humedades y evitar posibles enfermedades.
Luego de una tormenta solo queda destrucción, personas sin hogar, gente que pierde su patrimonio logrado a base del esfuerzo de toda su vida, pero es peor cuando pierden a seres queridos que ni siquiera les pueden dar una sepultura digna.
A diferencia de las tormentas sentimentales que se tiene que esperar a que pase el tiempo para secar lágrimas, reparar los corazones, restaurar las emociones y ver brillar nuevamente el sol.
Los estragos por fenómenos naturales con ayuda y voluntad tienen solución y se pueden reparar los daños, claro, siempre y cuando no se tengan pérdidas humanas, lo demás, se construye nuevamente.
Las secuelas emocionales en ocasiones jamás restauran el alma y la huella de la tormenta marca para siempre la vida de quienes las sufren, lo material y económico tiene remedio, pero el corazón tarda mucho más en recuperarse.
En fin, lo sucedido, tragedias por desbordamientos de ríos, debido a las copiosas lluvias registradas en los pasados días en varios Estados de este México lindo, que la verdad es una tormenta de desastre para muchas personas, nos recordó que después de las tormentas, sean de la índole que sean, por lo general no llega la calma, al menos no inmediatamente.
396 total views, 0 views today
Latest posts by Rosa Elena Gonzalez (see all)
- Después de la tormenta no llega la calma… - octubre 20, 2025
- Los miserables… - octubre 17, 2025
- Ellas ni por enteradas… - octubre 16, 2025