La clase política en extinción
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La declaraciones de “Alito” Alejandro Moreno Cárdenas, mandamás del PRI nacional, cuando afirma que “una persona no está por encima del partido”, es un lacerante dardo al corazón tricolor de Beatriz Paredes Rangel, quien a pesar de ser rebasada por 26 puntos (17 puntos de acuerdo a última encuesta del periódico Reforma), ha rechazado declinar en favor de la senadora panista en la lucha que ambas sostienen como finalistas para coordinar los trabajos del Frente Amplio por México, que no es otra cosa que la designación de la candidatura a la Presidencia por ese bloque opositor conformado por el PAN-PRI-PRD.
Beatriz está aferrada a ser protagonista del que parece ser el capítulo final de su partido con un papel estelar, suponiendo sin conceder que la senadora tlaxcalteca fuera la candidata del Frente. En esas circunstancias ella tendría el honor de dar la última palada a la sepultura del Revolucionario Institucional en la presente década. Especialistas en el tema y los propios priistas están conscientes de que su partido requiere de un trabajo de una veintena de años para recobrar lo que un día fue.
Paredes Rangel representa el abolengo rancio priista, en la elección interna a la que puede llegar en caso de que no decline en favor de su contendiente. Beatriz tendría el voto de una parte del priismo, el ala derecha del partido, mientras que el sector restante irá con Gálvez por la que ya muchos priistas se pronuncian como única posibilidad de dar una batalla fuerte al adversario.
Morena como partido posee más del 50 % de simpatías entre los mexicanos, tiene a su favor la imagen de su principal promotor desde las mañaneras y la operación política de una veintena de gobernadores. Es muy, pero muy difícil derrotarlo en las elecciones constitucionales, y la única esperanza se llama Xóchitl Gálvez, que tendría su mejor oportunidad con 90 días de campaña, en los que muchos ven la posibilidad de lograr salvar la distancia de 10 puntos que hoy la separa de Claudia Sheinbaum, la mejor posicionada de las corcholatas.
Es creíble, que si en 60 días Gálvez obtuvo un crecimiento inesperado y destacado, en 90 días de campaña en la que habrá spots promocionales y otros artificios propios de las contiendas electorales, pueda alcanzar a Claudia.
La esperanza es lo último que muere y por lo pronto, los analistas más reconocidos del país recomiendan la declinación de la senadora priista, el grito unificador parece ser: “Sólo faltas tu Beatriz”.
2.- Alito” entrevistado por Ciro Gómez Leyva, manifestó confianza en que Paredes tome una decisión en unidad con su partido, y lo dijo así, “Nosotros esperamos que la decisión de Beatriz sea en conjunto con la del partido”, y aclaró que sus declaraciones (las del dirigente priista) de reconocer los resultados de las encuestas que favorecen a Xóchitl Gálvez, no llevan jiribilla como algunos lo han interpretado.
Por otra parte en “mesas de café” en esta capital, priistas y no priistas observan en la senadora de Tlaxcala, una persona que físicamente ya no tiene el dinamismo que le caracterizó, sigue dominando un discurso fluido, su manejo de ideas es impecable, pero físicamente se observa a una persona desgastada por los años y con salud deteriorada, eso dicen quienes incluso son sus admiradores y seguidores a lo largo de muchos años.
En esta competencia interna por las candidaturas la mayor parte de los prospectos o aspirantes son adultos mayores, con la excepción del exgobernador de Chiapas, Manuel Velasco de 43 años y ahora el de Nuevo León, Samuel García de 35 años, éste último, para muchos sus pretensiones son una vacilada.
Según la ONU las personas de 60 años o más son consideradas adultos mayores, pero en los países desarrollados este nivel se alcanza a los 65 años.
En esa tesitura anote usted que Beatriz Paredes es la mayor de todos, tiene 70 años de edad; Santiago Creel (ya declinó) es un año menor y Xóchitl 60 años. En la acera de enfrente anote usted a Claudia Sheinbaum con 61 años de edad, Adán Augusto López con 60, Marcelo Ebrard cumplirá 64 en octubre próximo; Ricardo Monreal Ávila y Gerardo Fernández Noroña son un año menor que el ex canciller, es decir tienen 63; Manuel Velasco Coello es el más joven competidor, de sólo 43 años.
Este repaso de las edades no es ocioso, tiene como propósito visualizar que la clase política que presenta mayor formación son adultos mayores, y que los gobernantes estatales y los últimos presidentes de la República, no se han interesado en formar nuevos cuadros dentro de sus respectivos partidos, de tal manera que clase política (auténtica) es una especie en extinción.
Si lo examinamos localmente, y particularmente en el género femenino que es más visible, no vemos ningún relevo del perfil y estatura de Laura Alicia Garza Galindo QEPD, ni de Paloma Guillén Vicente, y lo mismo se puede aplicar en el área varonil. ¿Dónde está el relevo de Felipe Garza Narváez? Nos referimos a constancia y formación; ni siquiera en la oposición, hace tiempo que no tenemos un ente aguerrido como lo fue en su tiempo Gustavo Cárdenas Gutiérrez, o una figura con formación académica como Pedro Alonso Pérez. No los hay.
Estamos frente a una crisis donde la clase política parece no tener sucesores con mediana formación, no improvisados porque la política del momento los lanzó al ruedo. Y eso puede estar bien, si después de una primera novatada se esfuerzan por acreditar la capacidad que se requiere para continuar una carrera en la arena electoral para representar dignamente a los tamaulipecos.
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